4 noviembre 2013
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Este era uno de los juegos que podíamos hacer los pequeños en primavera porque para llevarlo a cabo necesitábamos brotes tiernos de zarzas.
El juego consistía en preparar un puentecito con dos piedras pequeñas sobre las que se colocaba un brote de zarza preparado como un palito sin hojas. Quienes participaban en el juego debían llevarse a la boca el tallo del puente cogiéndolo con la punta de otro tallo, en equilibrio.
El procedimiento se hacía por rotación cuando le tocaba a cada jugador. Comenzaba un jugador poniendo un tallo de los suyos y continuaba el siguiente con la ronda de llevárselo en equilibrio. Si este jugador se hacía con el tallo, se quedaba con él y continuaba el siguiente poniendo un nuevo chupito y tratando de llevárselo con igual procedimiento el siguiente de la ronda.
Si a alguien se le caía el chupito, lo volvía a colocar de puente y trataba de llevárselo el siguiente de la ronda.
Ganaba el juego quién conseguía más chupitos que se podían comer como recompensa.
(Los brotes tiernos de zarza son comestibles, una vez pelados para quitarles amargor.)
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